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Entre los principales
desafíos que enfrenta el país se encuentra el desarrollo de una
agricultura familiar comunal, soberana, viable e integradora
(Caracas 15-05-2015.
Prensa CIARA).- Tras la llegada
de la Revolución Bolivariana, Venezuela ha venido mostrando avances
significativos en cuanto al desarrollo y fortalecimiento de su
agricultura familiar, muestra de ello son los 310.000 huertos
familiares activos; así como la atención integral brindada a 1.586
unidades educativas para la construcción de sus propios espacios
agroproductivos y el establecimiento de 833 Bases de Misiones que se
sumarán a la producción de alimentos sanos, sabrosos y soberanos.
Estas cifras fueron
algunos de los logros compartidos por la delegación nacional que
asistió al seminario regional: “Intercambio de Experiencias en
Generación, Desarrollo y Acceso a Tecnologías Apropiadas,
Asistencia Técnica y Extensión Rural para la Agricultura Familiar”,
organizado por la Reunión Especializada de Agricultura Familiar del
Mercado Común del Sur (REAF-Mercosur), de la cual Venezuela forma
parte desde el año 2012 cuando se incorporó como miembro pleno a
este organismo de integración regional.
Explicó Heizel González,
gerente (E) de Extensión Rural de la Fundación de Capacitación e
Innovación para Apoyar la Revolución Agraria, CIARA, quien fue una
de las delegadas venezolanas asistentes a este evento celebrado
recientemente en Montevideo (Uruguay), que la oportunidad fue
propicia para socializar, ante los demás representantes de los
países miembros y asociados del Mercosur, las principales fortalezas
de la Revolución Agraria Nacional. El resto de la delegación
nacional estuvo conformada por Francisco Hurtado, representante del
Convenio CIARA-Fonpyme y Caryeli Pérez, vocera de los movimientos
sociales de agricultores y agricultoras.
Entre los aciertos de las
políticas públicas ejecutadas por la gestión del Presidente Obrero
Nicolás Maduro y su tren ejecutivo se destacaron: el reimpulso de la
Gran Misión Agrovenezuela; la creación de comunas productivas; el
desarrollo de temáticas de investigaciones agrícolas; el inicio del
Registro Único Nacional Obligatorio de Productores y Productoras
Agrícolas (Runopa) y el acceso oportuno de las familias campesinas a
los programas de financiamiento de la banca social. Todo ello
sustentado en un marco jurídico de avanzada en materia de protección
a las familias productoras.
Acotó González que
también fueron expuestas algunas de las debilidades que presenta
actualmente el sector agrícola familiar en el país como son la
exclusión de los campesinos del financiamiento de la banca privada,
la guerra económica y la desigualdad en la distribución
demográfica, entre otras.
A través de la
presentación “Ecosocialismo y Agricultura Familiar Comunal”, los
delegados de Venezuela realizaron una breve reseña de la historia
agrícola del país. “En nuestra intervención mencionamos los
aspectos que más han influido en el comportamiento de este sector
productivo, desde la práctica del monocultivo en el siglo XX hasta
la Revolución Verde y su tecnología importada, pasando por la
cultura rentista petrolera y la economía de puertos”, puntualizó
la servidora de CIARA.
Igualmente, fueron
mencionados los grandes desafíos a los que debe enfrentarse el país
de cara a la consolidación de la Venezuela Agrícola, entre los que
se destacaron el impulso de una agricultura familiar comunal,
soberana, viable e integradora; la derrota de la guerra económica
orquestada por los sectores apátridas; la consolidación de las
acciones orientadas a cumplir con la Meta del Milenio “Hambre y
Pobreza Cero en el 2019”; el fortalecimiento de las políticas del
Buen Vivir y de las redes de compra y distribución de los productos
de la agricultura familiar.
Una mirada regional
en favor de la agricultura familiar
En este seminario,
dirigido a gestores de políticas públicas, autoridades,
funcionarios, productoras y productores familiares, los servidores
públicos representantes de los países miembros destacaron en la
descripción de sus experiencias nacionales la importancia de
concebir a la agricultura familiar como la base de la economía
social. De igual manera, se resaltó la actual ejecución de
políticas públicas diferenciadas en cuanto a jóvenes y género que
vienen dándose en los países de la región.
Por otra parte, los
asistentes hicieron mención a la incidencia de las condiciones
georeferenciales en la producción de cada país, lo cual influye de
forma directa en el desarrollo económico y en los porcentajes de
importación y exportación de rubros básicos.
Acotó Heizel González
que durante la primera plenaria del evento se subrayó la necesidad
de promover la eliminación de paquetes tecnológicos y agrotóxicos
para la producción de alimentos sanos. También se habló de
garantizarles a los campesinos y campesinas un proceso integral de
formación, además del acompañamiento técnico indispensable para
el pleno desarrollo de sus unidades productivas.
Foto de Álvaro Scarone |
En tanto, Francisco
Hurtado, delegado venezolano, precisó que se destacaron tres ejes
estratégicos para los agricultores y agricultoras, los cuales
fueron: la conservación de los productos, la renovación de los
cultivos y el encadenamiento productivo, “con la finalidad de
lograr la transformación hacia el buen vivir y el cambio real de la
estructura económica presente en nuestras bases sociales”.
“Se planteó la
necesidad de promover la organización social para el desarrollo de
la agricultura familiar, todo ello con el propósito de minimizar los
problemas más frecuentes de las comunidades rurales, entre los que
fueron mencionados la avanzada edad de los productores y productoras
familiares; la inclusión de los jóvenes en la agricultura; los
modos de articulación; y la renovación de la educación formal en
una educación andragógica, que promueva la agricultura familiar, la
agroecología y el desarrollo tecnológico, con la participación de
instituciones técnicas y universitarias”, puntualizó Hurtado.
Igualmente, indicó que
en la actualidad el sistema de generación de tecnología y la
apropiación de la misma posee algunas dificultades para los pequeños
agricultores y agricultoras en los países del Mercosur, debido al
poco acceso y a la concentración de los recursos tecnológicos en
manos de los grandes productores, pero que se minimizan con el
trabajo bilateral entre el Estado y las empresas privadas.
En este sentido, la
gerente (E) de Extensión Rural de CIARA precisó que en este
seminario de la REAF se concluyó que los proyectos de extensión
rural deben estar enfocados en las necesidades y las demandas de las
localidades, con el objetivo de generar aportes científicos para la
transformación de los hechos concretos.
La mujer agricultora
en el centro del accionar de la REAF
En la segunda plenaria
del seminario de Asistencia Técnica y Extensión Rural, el tema de
la mujer agricultora tuvo un rol preponderante. Claudia Brito,
encargada de género por la FAO para América Latina y El Caribe,
presentó un trabajo de investigación donde se visualiza la
participación de las féminas en la producción agrícola, basado en
las experiencias de 12 países de la región. Dicha presentación
partió de las interrogantes ¿Quién es la mujer productora
agrícola?, ¿Cuál es la realidad de la mujer productora en la
región y El Caribe? y ¿Cuál es el rol de las mujeres en la
seguridad alimentaria?
El resultado de la
investigación permitió conceptualizar a la mujer agricultora en dos
grandes vertientes, la primera la presenta como jefa de explotación
y la segunda como aquella que trabaja sin remuneración; concluyendo
que la mujer “es una generadora de ingresos, productora y además
protectora de la biodiversidad, que no tiene en muchos casos la
asistencia técnica adecuada, debido a la carencia de programas
enfocados en el género”, entre otras variables reseñadas en el
estudio realizado.
En torno a esta temática,
en el informe presentado por la delegación nacional se mencionó
que durante el referido encuentro se convino sensibilizar a las
agricultoras en la asistencia técnica para fortalecer y apoyar a las
mujeres productoras y no sólo a las cuidadoras; así como generar
programas que contengan contenidos individuales y colectivos para
fomentar la producción de forma agroecológica. Además de efectuar
intercambios de experiencias y otras vivencias en cuanto al género y
la producción agrícola.
En el documento también
se habló de incentivar a las mujeres en la participación de las
actividades agrícolas y fomentar la ejecución de proyectos
productivos agroecológicos con la participación directa de las
mismas.
Por
último, Heizel González indicó que “para los miembros del
Mercosur, es necesario que los movimientos sociales y los gobiernos
transformen los modos de vida, de manera que impliquen respeto entre
los hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas con la naturaleza,
tomando en cuenta los saberes familiares, culturales y técnicos. Es
importante que en los procesos de trabajo se tomen los espacios para
crear políticas públicas”. (FIN/Mariela Franco).
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