Inmersos
en las montañas cercanas a nuestra ciudad capital, exactamente al
borde de la, no hace mucho inaugurada, carretera alterna Mamera –
El Junquito; dentro de las instalaciones de la Base Agroproductiva
Socialista (BAS) “El Naranjal”, con la paz que regala la brisa de
un día nublado, un grupo de trabajadoras y trabajadores de la
Fundación de Capacitación e Innovación para Apoyar la Revolución
Agraria, CIARA, recibimos una clase magistral de agricultura y una
charla de sensibilización de las tareas titánicas a las que se
dedica nuestra Fundación.
La
responsabilidad de esta jornada reposó sobre los hombros de su
presidente, camarada Brut Linares y del técnico de campo del
proyecto Agricultura Urbana y Periurbana para la parroquia Antímano
y responsable de esta BAS, Luis Murga, quienes compartieron con sus
co-trabajadores, de manera amena y pedagógica, sus sabios
conocimientos en la materia.
Nos
ilustró Brut que la Fundación CIARA actualmente trabaja en seis (6)
proyectos a nivel nacional. Algunos de ellos focalizados por estados
como por ejemplo: “Café Andino, que se encarga de capacitar a las
caficultoras y caficultores de Los Andes; PROSALAFA III y PROSANESU,
proyectos orientados a asistir a las regiones semiáridas de los
estados Lara y Falcón, en el primero de los casos, y Sucre y Nueva
Esparta, en el segundo; con el objetivo de mejorar las técnicas de
siembra de la gente del semiárido para que aún en esas condiciones
de escasez de agua, puedan obtener buenas cosechas”.
Contó
además que “...en Paraguaná, se cultivan los mejores melones del
país a pesar de que hay poca agua. Parte de estas cosechas son
exportadas a las Islas del Caribe”. Explicó que en estas zonas del
semiárido la técnica de riego es “...el goteo, en lugar de regar
con una manguera y un aspersor dando vueltas: chaca, chaca, riegan es
con una gotica que sale de una cinta parecida a una manguera, pocos
minutos o varias veces al día...”. Esta misma técnica se aplica
en prácticamente todas las casas de cultivo, como pudimos observar
luego.
Con
respecto al Proyecto de Fundos Zamoranos, acotó que “...son
tierras rescatadas por el Estado. Rescatadas ¿por qué? Porque había
una persona que decía ser su dueño. Desde la colonia hasta nuestros
tiempos, gracias a Simón Bolívar, las tierras son del Estado, a
menos que éste se haya desprendido de ellas legalmente. ¿Qué es
lo que pasa en Venezuela? Si se pudieron leer Doña Barbara o toda la
literatura venezolana, las tierras son de alguien que llega,
desmaleza, cerca y dice: Yo soy dueño de esto. El Estado recupera
tierras de gente, los campesinos le dicen: tierracogientes no
terratenientes porque se cogen las tierras, entonces, si no pueden
demostrar que las tierras son adquiridas legalmente, el Estado las
recupera. Muchas de estas tierras recuperadas por el Estado fueron
asignadas a grupos de varias familias, cooperativas de campesinos,
comunidades y Comunas para trabajarlas en función de alcanzar la
soberanía alimentaria”.
En
su clase magistral, el camarada Brut continuó enunciando los
proyectos “...ajá, Cadenas Socio Productivas, el antiguo CIARA
REDES”, que se dedica a promover
y apoyar la instalación de espacios agrícolas (parcelas
participativas) como modelos productivos para el intercambio de
agricultores, agricultoras, niños, niñas, jóvenes de ambos sexos,
adultos mayores, organizaciones comunitarias, técnicos y técnicas
de las instituciones adscritas al MinPPAT y otros organismos locales.
Todo ello a fin de compartir conocimientos, experiencias y saberes
que confluyan en el establecimiento de métodos y procedimientos, así
como la preservación de tecnologías ancestrales que conduzcan a un
manejo acertado de la producción agrícola.
Durante
su intervención también enfatizó: “...Ahorita estamos trabajando
en un proyecto de gran relevancia, por eso quise traerlos para acá,
porque este espacio les va a permitir saber lo que se está haciendo
en CIARA a nivel de Agricultura Urbana y Periurbana...”. Este
proyecto implica la participación de todas las personas o grupos
familiares que viven en las ciudades y sus zonas aledañas, con el
fin de cultivar en el menor espacio posible y sin distinción alguna
de edades, grupo social o competencia.
A
través del referido proyecto CIARA capacita a todo el que quiera
tener al alcance de su mano los rubros de cotidiano consumo, como una
medida de sustentabilidad y aporte para alcanzar la soberanía
alimentaria de nuestro país.
Avanzada
la jornada fuimos invitados a conocer la casa de cultivo “María
Inés”. “Esta casa en particular alcanzó y superó el promedio
de cosecha previsto...”, nos cuenta Luis Murga, “ya casi
alcanzamos las últimas cosechas... a estas matas le quedan par de
ellas y en la cosecha anterior pasamos la meta de la totalidad, hemos
cosechado 9 toneladas de tomate... esa es una de las ventajas de las
casas de cultivo protegido, garantizan una mayor y mejor producción”.
Luego
nos acercamos a la entrada de la casa de cultivo y siguieron
instruyéndonos acerca del proyecto de Agricultura Urbana, haciendo
mención a una de sus estrategias como es El Reto del Tomate, que
“consiste en cultivar tomates fuera de temporada para así llevar
este rubro a precio justo al pueblo todo el año”, comentó el
presidente de CIARA.
Llegó
el momento de entrar, no sin antes explicarnos las estrictas y
obligatorias normas fitosanitarias para el ingreso y estadía dentro
de las casas de cultivo, “...estos son cultivos protegidos, son
delicados, acá no se puede entrar y salir como uno quiera... si
hubiese otra casa de cultivo, tendría que estar alejada, como sucede
aquí que están retiradas la una de la otra...”. Es meritorio
resaltar que no es posible que las personas que trabajen dentro de
una, salgan y entren a la otra deliberadamente, porque puede ser el
transporte de enfermedades y agentes dañinos que afecten a las
plantas y por ende a las cosechas.
“Esta
primera casita – señaló Brut hacia una caseta pequeña - se
llama área de desinfección”. “Es de doble puerta... funciona
tal cual como la entrada de los bancos...”, bromeó Luis “...no
pueden estar abiertas las dos al mismo tiempo…”.
Es
así como de tres en tres fuimos pasando al área de desinfección,
sumergimos nuestras manos en una solución de agua con cloro, luego
en otra ponchera con agua para aclarar la solución anterior y
después, justo antes de entrar, pasamos nuestros zapatos por un
pediluvio de cal, que destruye prácticamente cualquier agente
nocivo.
Una
vez adentro nos fue facilitado un resumen del conocimiento de la
cultura del trabajo en estas casa de cultivo y las herramientas
necesarias para desarrollar efectivamente estas técnicas, mientras
observábamos complacidos la producción de tomate.
Esta
iniciativa de la Directiva de La Fundación CIARA es una muy noble e
inteligente acción, que seguramente ha sido acogida con bastante
aceptación y agradecimiento por parte de sus trabajadores, por lo
menos desde mi experiencia doy fe de ello, puesto que a través de
estos recorridos de sensibilización y demostraciones de métodos
somos motivados al empoderamiento de estas herramientas para el
desarrollo del aparato productivo de nuestra Patria. (FIN/Mayte
Fernández)
Excelente artículo, tienes mucha razón en lo que dices. Además me encanta tu flexión sigue así y mucho éxito.
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